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Como dije en el último artículo AQUÍ , existen alrededor de 500 especies diferentes de bacterias. Y entre ellos, producen o ayudan a producir neurotransmisores en nuestro cuerpo, como la Serotonina y el GABA, que nos calman y relajan, nos desestresan, nos permiten conciliar el sueño y ayudan a mantener nuestras hormonas en equilibrio para que podamos perder peso y ganar músculo.
Algunas de estas bacterias comen los alimentos que ingresan, como aminoácidos, vitaminas y otros nutrientes, y algunas en realidad producen aminoácidos, vitaminas u otros nutrientes que el cuerpo puede usar o de los que se alimentan otras bacterias.
En realidad, es un círculo de vida en miniatura allí abajo, con cadenas alimentarias enteras o bacterias que consumen alimentos y luego producen alimento para otras bacterias, produciendo neurotransmisores para que los use el cuerpo e incluso consumiéndolos cuando se producen demasiados.
Así que mantenerlos en equilibrio es muy importante, y saber qué les daña, para poder prevenirlo, es aún más importante.
Y esto se reduce a las toxinas y lo que le hacen a las bacterias intestinales y a nuestra dieta, que pueden alimentar a las bacterias beneficiosas o alimentar a las bacterias que contrarrestan las bacterias beneficiosas.
El glifosato, la sustancia química del herbicida Roundup que se utiliza en los principales cultivos alimentarios, los microplásticos y los metales pesados, son neurotoxinas y disruptores hormonales. Una neurotoxina es algo que envenena los nervios. Puede hacer que aceleren o desaceleren o incluso detengan su corazón, si se concentran lo suficiente.
También son antibióticos porque matan las bacterias, incluidas las bacterias del microbioma que usted necesita.
Cuando los canales nerviosos se ralentizan, podemos tener confusión mental, estar menos alerta y tener más dificultades para entender las cosas.
Cuando se aceleran podemos volvernos hiperactivos, agresivos o tener una sensación de hormigueo en la piel.
Y cuando se confunden demasiado en diferentes áreas, acelerando o desacelerando a lo largo de canales que estaban destinados a operar a velocidades increíblemente rápidas, o cuando tenemos una muerte nerviosa real por envenenamiento por estos factores, tenemos cosas como el autismo o el Alzheimer.
Y todo esto se relaciona con la salud de nuestras bacterias intestinales, porque si bien esto es en parte un envenenamiento de las células nerviosas reales, también es un envenenamiento de las bacterias que producen los neurotransmisores que permiten la comunicación entre las células nerviosas.
Cuando observamos a niños con autismo, vemos convulsiones, sensibilidades sensoriales, ansiedad, alteraciones intestinales y inmunidad reducida.
Todos ellos están relacionados con el sistema nervioso y el intestino, que ahora sabemos que están inextricablemente entrelazados. De hecho, cuando un niño crece, su microbioma y su sistema nervioso se forman en paralelo.
Cuando miramos el glifosato, un herbicida que se usa en todos los cultivos importantes hoy en día y que se encuentra en casi todos los alimentos y carnes procesados, estamos viendo un antibiótico, algo que mata las bacterias.
Entonces, si consumes alimentos con glifosato, esto matará algunas de estas bacterias que son necesarias para la producción de neurotransmisores.
También tenemos metales pesados y PFAS (los llamados químicos permanentes) en nuestros suministros de alimentos y agua. Estos pueden matar estas bacterias útiles, o las bacterias pueden absorber las toxinas, reteniéndolas para que no te hagan daño en ese momento, pero envenenándolas lentamente, solo para liberarse nuevamente cuando las bacterias mueren.
Esto es parte de los síntomas similares a los de la gripe que experimentamos durante las desintoxicaciones, las dietas contra la cándida e incluso simplemente las dietas para bajar de peso o “hacer Keto”. Se trata de estas bacterias que mueren por la desintoxicación o mueren de hambre por una nueva dieta, y mueren y liberan las toxinas que han retenido, lo que luego nos hace sentir terribles.
Luego están los antibióticos que tomamos para una infección. Los antibióticos actúan impidiendo que las bacterias se reproduzcan, tanto las destructivas como las buenas.
Sólo para darle un ejemplo, hay una estadística en la que alrededor del 20% de las personas que toman un tratamiento con antibióticos sufren depresión durante los próximos meses. Y cuando aumentamos eso a dos cursos, ese porcentaje aumenta a aproximadamente el 40%.
Se trata de la eliminación de estas bacterias y, por lo tanto, la disminución de la producción de GABA, serotonina y otros neurotransmisores importantes.
Por eso es muy importante tomar probióticos y aminoácidos después de un tratamiento con antibióticos, para reconstruirlos y alimentarlos para que puedan prosperar una vez más.
Por eso es muy importante comer alimentos orgánicos o, si no es posible, seguir los 15 alimentos limpios y mantenerse alejado de la Docena Sucia.
También es inteligente adquirir un sistema de filtración por ósmosis inversa para el agua potable para evitar que estas toxinas entren en su cuerpo.
Y asegúrese de tomar probióticos, verdes y PerfectAmino para ayudar a reconstruir estas bacterias y alimentarlas con lo que necesitan.
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Anyone who works out, runs, bikes or does any type of intense exercise, knows about DOMS — Delayed Onset Muscle Soreness.
This is the soreness you feel not right after a workout or exercise, but 24-48 hours later.
At one point it was thought this was caused by lactic acid build up, but this isn’t the case.
Lactic acid is an acid that starts to build up just before we reach our VO2 Max and can’t go any further in our exercise or workout. (VO2 Max is literally the Maximum amount, or Volume, of Oxygen (O2) that your cells can utilize during intense exercise, before you burn out.)
But lactic acid actually helps you. Your body can metabolize it (burn it and use it as fuel).
So what really causes DOMS? And how can we prevent it or lessen it?
Let’s see.
The body requires all kinds of nutrients, minerals, and vitamins for optimum health. And in the Standard American Diet (SAD), none are more deficient than Omega-3 fatty acids.
An array of critical bodily processes are dependent on these fats for proper function, particularly in the immune system and brain.
When it comes to eating healthy fats and oils, most people don't realize that the ratio of the right kinds of fats is really important.
Most experts agree that a ratio of 3:1 or 4:1 of Omega-6 to Omega-3 is ideal, but the average American intake is more like 20:1 – over ten times more than needed.
Unfortunately, many of our sources for healthy Omega-3s are poor, degraded by modern food manufacturing processes, by our polluted environment, and by the lack of choices available in restaurants and grocery stores. Unless you're paying vigilant attention to your dietary fat intake, you're probably out of balance.
You probably need more Omega-3s.
This is where supplementation can make all the difference.
At BodyHealth, we've put together the most advanced, high-quality Omega-3 supplement available to optimize your brain health: Omega-3 Health.
We know about amino acids, hormones, and how different foods affect our ability to build lean muscle, burn fat and stay healthy.
But if we want to achieve maximum levels of energy, recovery, health and performance, and build the most lean muscle, then we need to go down to the cellular level.
After all, our bodies are just one big mass of some 100 trillion cells all bonded together.
How well we're doing is an exact reflection of how well our cells are doing.
And they require a multitude of nutrients and biochemicals, all held in equilibrium, to ensure they can work properly, produce energy, build muscle, and keep our body going.
When these aren't properly balanced we can get headaches, brain fog, low levels of energy, muscle cramps, slower recoveries from workouts, and imbalances in hormones.
But when everything is in place, we have the most powerful you that you can be.
So let’s see how this works.